Santa Clara fue la fundadora de la Orden de Clarice. Cuando ella murió, una de las monjas fue una visión presentada en la imagen, mientras que los otros monjes que rodearon a los moribundos no notaron nada sobrenatural. La inscripción a continuación describe la escena: Cristo y María, rodeados de vírgenes coronadas con túnicas blancas, parecían recibir el alma de Santa Clara.
Realismo y religiosidad: estos son los dos polos entre los que se desarrolló la pintura española del siglo XVII. Para transmitir la realidad a la percepción con precisión, para lograr la mayor “proximidad a la realidad” y en la representación de las visiones, para hacer convincentes las pinturas religiosas por claridad, esta fue la principal aspiración del arte español.
Por lo tanto, “La muerte de Santa Clara” de Murillo es la clave para comprender la originalidad española, ya que los dos mundos, el terrenal y el celestial, separados pero correlacionados entre sí, son el tema de la imagen. Del mismo modo, Zurbaran también es “realista” en la “visión” de la Oración de San Buenaventura.