La trama sirvió de antigua tradición musulmana. La alfombra sagrada de Kiswa, un santuario religioso de los musulmanes, está destinada a las vestimentas del santuario principal, la Kaaba en La Meca. La alfombra fue colocada en una estructura especial – makhmal, izada en un camello, y acompañada por una solemne procesión de peregrinos y creyentes, la caravana caminó por las calles de El Cairo, rumbo a La Meca.
Al final del Hajj, los creyentes recibieron pequeñas porciones de la alfombra y se los llevaron a diferentes partes del mundo musulmán. Cada año, los mejores maestros de Egipto tejieron y bordaron la alfombra sagrada para transferirla a La Meca. Cuando los peregrinos regresaron a El Cairo, fueron recibidos por una multitud festiva de ciudadanos.
El ritual de la reunión no estaba asociado con la alfombra, sino con el regreso de los propios peregrinos y el mahmal, que era venerado por el objeto sagrado. Makovsky estuvo en El Cairo varias veces y pudo observar las procesiones de peregrinos, que iban a la Meca y regresaban. Dado que el título del autor de la pintura habla de la transferencia de la alfombra sagrada, la procesión solo se puede enviar desde El Cairo a La Meca.