Nadie tuvo una visión tan extraordinaria de la naturaleza, tal poder en su imagen. Fedor Alexandrovich Vasilyev pudo transmitir no solo la transparencia y la calidez del aire, la emoción del follaje, sino el alma y el estado de ánimo de cada pieza de la naturaleza, sintiendo, probablemente, el “genio del lugar” que tiene cada paisaje.
Cada una de sus nuevas pinturas se convirtió en una especie de poema pictórico con su propia atmósfera emocional. Los meses de verano de 1868, que Fyodor Vasilyev pasó con Ivan Ivanovich Shishkin en las cercanías de San Petersburgo: ya sea en la aldea de Konstantinovka, haciendo viajes cercanos bajo la Aldea Roja, luego en Pargolovo, o en las estribaciones del norte de las colinas Valdai en la aldea de Verebie. Fue un momento de acumulación de experiencia, buscando el tema propio, desarrollando mi propio lenguaje pictórico.
En su trabajo, Vasiliev fue liberado gradualmente de la influencia de su amigo mayor, que luchaba conscientemente por la poesía y por una solución más pintoresca a los paisajes de su tierra natal. El tema del paisaje de la aldea en ese momento estaba muy ocupado por Vasilyeva. Todos los días, todos los días en sus pinturas no se convierten en todos los días, sino que aparecen como poéticamente percibidos y experimentados. En estos paisajes, las figuras humanas forman un todo único con el mundo de la naturaleza, donde su vida cotidiana fluye de forma natural.
Esta y muchas otras pinturas satisfacen las necesidades estéticas de su tiempo.
La empatía poética y la emoción romántica capturan a cualquier persona que entrara en contacto con paisajes tan simples y sin invento de un joven pintor. La obra de Fyodor Vasilyev fue interrumpida por la muerte en su ascenso más alto, y solo se puede adivinar qué podría contribuir este joven al tesoro de la cultura nacional y mundial, su vida duró otras dos o tres décadas. Y, tal vez, la pintura de paisajes de finales del siglo XIX habría tenido su mayor desarrollo no solo en las pinturas íntimas y líricas de Levitan, sino también en los lienzos igualmente románticos de Vasilyev, de cuarenta años. “Joven, fuerte, de solo cinco años, vivió como artista, alcanzó una altura enorme… abrió el cielo viviente, abrió el cielo húmedo, brillante y conmovedor y los encantos del paisaje que expresó en un centenar de sus cuadros”.