En la segunda mitad del siglo XX. La búsqueda creativa de A. Marche lo lleva a la adopción del método artístico de los Fauves. Pero ya en 1907 se negó a la expresión condicional de esta dirección y desarrolló su propio sistema, cuyo rasgo característico es el uso de combinaciones de colores más sutiles y restringidas.
Pinta paisajes urbanos, marcados simultáneamente por una actitud de autor desinteresado y contemplativo y una actitud profundamente sentida hacia la naturaleza. Desde cierta elevación, el artista parece estar observando el flujo sin prisas del Sena, su mirada observa las líneas arqueadas de los puentes y las perspectivas directas de las calles.