Un artista talentoso, un destacado historiador del arte, restaurador y esclarecedor Igor Grabar trató la pintura de manera científica, estudiando diligentemente nuevas técnicas y métodos curiosos. Su fascinación por el impresionismo también fue el resultado de comprender el estilo popular por el que gritaba toda Europa, especialmente Francia.
El cuadro “March Snow” muestra un paisaje rural increíble. El artista, con tanta honestidad y precisión, logró reflejar el estado de ánimo que parece como si el aire fresco y helado brotara de la tela, y los cálidos rayos del sol poco a poco comienzan a calentar tanto la tierra como el espectador. En el camino transitado hay una mujer.
En el hombro, su amplia mecedora con cubos, en la cabeza, una bufanda fuertemente anudada, una falda larga y una voluminosa chaqueta acolchada que lo protege del frío.
Lo más notable en el trabajo de Grabar es la imagen de la nieve, sobre la cual cae la sombra de un árbol de rama invisible para nosotros. La naturaleza de la luz, el ángulo de incidencia de los rayos, el color nos sugiere que es de noche en la calle. La nieve fue escrita por el autor en trazos cortos y densos, porque es esta clase de nieve en la primavera la que está suelta, suelta, derretida. ¡Qué tipo de amor y reverencia por la vida del pueblo nos muestra una imagen!
Una casa modesta, una sacudida, un largo camino que camina en la distancia, un suelo nevado al margen de las huellas, este paisaje ligero y tranquilo no puede dejar indiferente a nadie. Y, por supuesto, la imagen mágica de la luz, la sombra de un árbol que cae sobre la nieve, los rayos del sol atravesando la corona, todo esto crea una impresión extraordinaria de la implacable primavera y el calor.