Las obras más famosas de Giotto son los frescos en la arena de la capilla en Padua. Nombrado así porque en su lugar fue una vez una arena de circo. La capilla fue construida a principios del siglo XIV.
Enrico Scrovegni, un banquero de Padua que le ordenó a Giotto que hiciera la pintura, y Giovanni Pisano, una estatua de la Virgen y el Niño.
Una capilla relativamente pequeña tiene la forma de un rectángulo alargado. El que cruza su umbral se detiene con gozo: tanta luz y espacio en una habitación relativamente pequeña. Esta impresión proviene de los frescos de Giotto, con sus colores radiantes y claridad de forma.
Sobre un fondo azul frío, destacan las figuras escritas en tonos amarillo, rosa y verde. La pintura está dedicada a la vida de Nuestra Señora y Cristo. En la pared de la entrada se coloca el “Juicio Final”, al contrario es la “Anunciación”. En las paredes largas se disponen en tres filas de composiciones independientes. Están conectados entre sí como escenas de una historia.
La historia es lenta y sin complicaciones, llena de dignidad tranquila. Las figuras se representan en el contexto del paisaje natural y arquitectónico.
Las imágenes de Giotto son naturales, humanas, restringidas, las caras del mismo tipo, los detalles son tacaños. El artista utilizó expresivamente el lenguaje de gestos, movimientos, siluetas generalizadas, transmitió diferentes tonos de simples sentimientos humanos y estados mentales. Cada composición, siendo parte del todo, puede ser percibida como un trabajo independiente.