Jeanne Hebuterne fue la modelo favorita del artista en los últimos años de su vida. Este retrato de ella – de los mejores. No está fechado, pero las formas alargadas, transmitidas por líneas suaves, indican que la imagen se creó al final de la vida del artista, muy probablemente en 1919.
A pesar del cálido color del suéter, la atmósfera de la imagen es fría y tensa, y la propia Jeanne da la impresión no de una persona viva, sino de una extraña criatura que se parece a un ídolo pagano. La cabeza que corona el cuello de cisne se asemeja a las máscaras africanas que tanto gustaban a Modigliani. Los ojos de Joan parecen hielo azul.
Sabiendo del trágico desenlace, a la espera de su unión con el artista, inevitablemente piensas en el significado secreto de la imagen y empiezas a buscar signos visibles de una muerte cercana en ella. Sin embargo, sin ella, el trabajo de Modigliani deja un sentimiento opresivo e inquietante.