El poder de las cuevas es una de las pinturas más emotivas de la serie Maitreya. La composición diagonal, el contorno “corrido” de un macizo rocoso, repitiendo la curva del río, las siluetas de montañas distantes y los arroyos de nieve derritiéndose en la parte superior revelan y enfatizan el dinamismo y la tensión interna de lo que está sucediendo, alcanzando una expresión concentrada en el impulso de color del Jinete Rojo.
Un enorme macizo rocoso, cortado por bocas, cuevas y capillas excavadas en las profundidades, se eleva solemnemente sobre la curva del río sobre un fondo de montañas púrpuras y picos perlados de color rosado azulado. Durante muchos siglos, en las salas del templo decoradas con pinturas y esculturas, reza y medita en soledad ante los monjes de cabeza amarilla, invoca al Bendito y envía buenos pensamientos al espacio para ayudar a las personas. Sus figuras fijas son parte integral de este paisaje de montaña.
Las líneas caprichosas de las rocas y los agujeros en ellas son similares al antiguo jeroglífico, que oculta un secreto oculto a los no iniciados. Este misterio es Shambala, donde los viajeros corren a lo largo de pasajes subterráneos en busca de felicidad y conocimiento. Sin embargo, sin la llamada nadie irá allí.
Solo los justos con pensamientos puros y karma preparado alcanzan un lugar protector. Los antiguos templos de cuevas en los que se templa el Espíritu sirven como un umbral visible de la Morada invisible de los Sabios.
El artista crea una imagen atemporal a gran escala en un espacio bidimensional, donde recibe un desarrollo lógico de los eventos del pasado, presente y futuro. El mundo real, manifestado en los tres elementos: cielo, tierra y agua, está impregnado de poderosas emanaciones del mundo en la superficie y está inspirado en la premonición del fenómeno Maitreya.