Una de las obras más controvertidas de Gauguin. Algunos ven en él una profunda reflexión filosófica del pintor, mientras que otros tienden a considerar al autor como un blasfemo que ha redimido los sentimientos religiosos. También hay quienes atribuyen este trabajo junto con un lienzo similar “Cristo verde” a una dirección emergente como el simbolismo.
La obra fue creada en Arles, donde al artista le encantaba visitar, admirando los paisajes rurales. En general, Gauguin no era típico de pintar temas religiosos, pero esas pocas obras relacionadas con un grado u otro de religión se distinguen por una visión no trivial y una encarnación innovadora.
Mirando la imagen del “Cristo amarillo”, lo primero que llama la atención es la discrepancia entre los héroes que entran en conflicto entre sí en el marco de una trama. Cristo crucificado en la cruz, cuyo rostro expresa el grado de sufrimiento cuando todo lo que ya sucede parece indiferente, está rodeado por tres campesinas bretonas, tranquilas y algo apartadas. El paisaje rural con campos verdes y campesinos que trabajan en espacios abiertos lleva la escena al punto de lo absurdo.
Como ya se ha señalado, el lienzo presentado se interpreta de manera diferente. Una de las interpretaciones afirma que esta imagen fue el intento visual de Gauguin de llamar la atención sobre un problema religioso: la sociedad había olvidado durante mucho tiempo el gran sacrificio que Cristo había traído por el bien de toda la humanidad. Así que las niñas campesinas están sentadas ociosas alrededor de la cruz con el mártir moribundo, participantes indiferentes y apáticos en la trágica escena.
No solo la trama fue odiosa en “Cristo amarillo”, sino que Gauguin ofrece una nueva interpretación del color. El color general de la imagen es amarillo, mientras que el fondo y los caracteres no solo no coinciden, sino que también se combinan entre sí. El color en sí mismo es contrario a lo que está sucediendo: dorado, pacífico, alegre, soleado, fue su pintor el que eligió crear un trabajo emocionalmente complejo.
El famoso dramaturgo y escritor Octave Mirbeau habló de la película como una controvertida mezcla de símbolos góticos, sentimientos católicos, meditación india y solemnidad bárbara.