Escapando de la masacre, organizada por el rey Herodes en Belén, la Sagrada Familia es enviada a Egipto.
Este trabajo de Giotto es una verdadera obra maestra de la organización compositiva. El movimiento de la procesión de múltiples figuras se desarrolla a lo largo del plano de primer plano. Nuestra visión es fácil y sin obstáculos entra en la composición, obedeciendo la dirección del movimiento de la juventud más a la izquierda.
Luego, siguiendo el gesto de su mano, se mueve suavemente hacia la línea diagonal del arnés del burro, en el que se sienta la Madre de Dios, y, finalmente, a lo largo de la misma trayectoria ascendente llega a su punto más extremo, donde el artista coloca la cabeza de José. Es decir, la lectura visual de la composición se ve facilitada por el hecho de que Giotto describió en ella todas las trayectorias para el movimiento de nuestra mirada.
La impresión general de claridad y un orden artístico distinto también se ve facilitado por el ritmo espacial finamente organizado de la escena. De acuerdo con el principio de identificar lo principal sin cambios para Giotto, el lugar central en él está ocupado por la imagen de la figura de la Madre de Dios, cuyos contornos se repiten en el contorno de una roca colocada en el fondo.
El espacio libre y sin relleno a los lados de María articula visualmente su posición dominante en la composición, mientras que al mismo tiempo permite disimular la diferencia de escala entre su figura y las figuras de los demás participantes en esta procesión.