El grabado “The Trubny Glas” es una ilustración del capítulo 8 del libro “La Revelación” de Juan el Divino:
“Y vi a los siete ángeles que estaban delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas. Y los siete ángeles que tienen siete trompetas se prepararon para tocar.
Sonó el primer ángel, y vinieron granizo y fuego mezclados con sangre, y cayeron al suelo; y la tercera parte de los árboles se quemó, y toda la hierba verde se quemó.
El segundo ángel sonó, y como una gran montaña, ardiendo de fuego, se hundió en el mar; y un tercio del mar se convirtió en sangre, y un tercio de las bestias animadas que habitaban en el mar murieron, y un tercio de los barcos murieron.
Y vi y escuché a un ángel volando en medio del cielo y hablando en voz alta: ¡ay, ay, ay de los que viven en la tierra del resto de las voces de trompeta de tres ángeles que van a sonar!
Albrecht Durer retrató brillantemente esta terrible revelación de Juan el Divino.
Aquí están las imágenes creadas por Durer. Él está construyendo una escena mundial gigantesca. Arriba, entre Dios y el altar, el octavo ángel. Él arroja un fuego de sacrificio sobre la tierra. Golpeando su cara.
No hay ira, no hay amenaza. Esta es la cara despreocupada de un niño que se divierte. En los labios una sonrisa de placer, en los ojos de curiosidad. Él es la encarnación de la crueldad descuidada.
Es imposible olvidar.
La luna y el sol se vuelven sombríos. Los desastres cubren la tierra. La tormenta ahoga los barcos. Restos flotantes de mástiles, en horror levanta sus manos remero, cuyo barco está abrumado con una ola.
El otro está tratando de escapar nadando. Pero ¿dónde nadar? Delante de él hay una playa en llamas. Durer juntó en una hoja varios eventos sobre los cuales narra el Apocalipsis.
Logró transmitir no un instante, sino un prolongado estado de horror. El águila depredadora cruza la diagonal del cielo. El viento silba en las alas medio abiertas de un águila, el grito sale de su pico: “¡Ay, ay, ay!” El artista escribió esta palabra en letras.
El texto breve incluido en la imagen, el único caso en este ciclo, gana fuerza.
Las enormes manos sobresalen de las nubes, lanzando una ardiente montaña al mar. Explota con fuego y vapor como un volcán, y el agua a su alrededor hierve. Acerca de la pena ardiente en el “Apocalipsis” dice, sobre las manos, tirándolo al mar, no hay una palabra. Ninguno de los antiguos ilustradores tiene una imagen similar.
Este es el hallazgo de Durer. Las manos angelicales, pequeñas en el cielo, al haberse acercado a la tierra, se volvieron siniestramente enormes… Y debajo, por lo que el ojo puede ver, se extiende un paisaje pacífico. Colinas suaves, bancos escarpados, arboledas transparentes raras, caminos que llaman, ríos serpenteantes. Sólo que la tierra era tranquila y hermosa.
Pero sonaron terribles trompetas, y todo lo que hay en ella perece…