Los primeros trabajos de Salvador Dali, Venus y el marinero, están escritos en un estilo que rara vez usa el autor. Esta aplicabilidad de los detalles es más similar al cubismo, pero ya anuncia los inicios de una irracionalidad surrealista del pintor. La impresión que da la visión de la imagen, provoca emociones, ya que dicen carácter “insalubre”.
El foco de los pensamientos cae debajo del cinturón y comienza a excitar la conclusión sobre la solidez de la mente de Dalí. Juzga por ti mismo. En la imagen hay muchos cuerpos desnudos a propósito, una mujer está presente y él es un cierto marino, hambriento de carne femenina.
Venus está distorsionada para ser una ama de casa y no se parece en nada a la Diosa: la hermosa. Sus ojos azules “borrachos” y su bufanda de algodón anudada descuidadamente se asemejan a la vida cotidiana de una lavandera viuda con espuma. Y luego está el marinero en su regazo con una pipa en la boca: ¿un hijo, un esposo, un vecino o un juguete? Las proporciones de los cuerpos de este tipo ya han aparecido en las avenidas del período soviético con numerosos llamamientos.
Aquí y allá, no hay suficientes inscripciones vulgares.
Sin embargo, El Salvador no es tan simple como para representar simplemente la vida cotidiana de los plebeyos y llamarlos Venus. Cavar en el sentido de la obra de El Salvador es lo mismo que cavar un buey con una pala. Tiene muchos significados e interpretaciones.
Comprender la verdad es muy difícil. Por lo tanto, uno tiene que contentarse con una escritura impecable y una paleta azul de la imagen. La carta de Dalí es seca, densa, pero no pesada.
Parece natural y limpio, pero no se sabe a cuántos se superpone cada capa de trabajo que se ha sometido.
La trama parece nacer inmediatamente y aquí en el lienzo, como una canción: lo que veo, lo canto. Por lo tanto, hay mucha vida real y ficticia en el trabajo: un barco de vapor con banderas brillantes, olas, un muelle, una dama solitaria, un marinero obstinado, una lavandera – Venus, sombras de mediodía en cuerpos y aviones, calor, el mar, un caballo de madera olvidado, pájaros en las ventanas de las ventanas y perfectamente atados cortina… El tema de “Venus y el marinero” no está sujeto a críticas por una simple razón: el surrealismo da derecho a mostrar el mundo de la manera en que el autor quiere verlo.
Y tomar a Venus tan simple como lo presentó El Salvador al espectador.