El tema principal de las pinturas del gran pintor marino ruso Iván Aivazovsky es el mar en todos sus estados. El artista parece fusionarse con este elemento y con extraordinaria credibilidad transfiere todo el poder de este gran poder. Parecía saber un cierto secreto, gracias al cual escribió hábilmente sus paisajes marinos.
El mar en sus lienzos es tranquilo, como si se calmara antes de la tormenta, luego barcos furiosos y aplastantes que, como los juguetes, están dominados por el brutal juego del elemento marino en la vida.
La pintura “La tempestad”, escrita en 1886, solo muestra el mar turbulento. Las altas olas ruedan unas sobre otras, aplastando todo a su paso. Y ahora puedes ver la nave que se estrelló.
Luchando con la fuerza irresistible de poderosas olas, no pudo resistir, y solo el mástil todavía se balancea en el agua.
Es terrible imaginar cuántas víctimas llevó esta tragedia a las profundidades del mar. Las gaviotas blancas, como si destellaran chispas brillantes, están dando vueltas sobre el lugar de la tragedia en busca de presas. El cielo oscuro, cubierto de pesadas nubes, solo exacerba esta dramática trama. Pero en el lado derecho puedes ver la iluminación, lo que significa que la tormenta pronto se calmará, las nubes se dispersarán y el mar volverá a calmarse.
La tormenta, como si cumpliera su cruel plan. Este trabajo es magnífico, pero al mismo tiempo lleno del horror del momento.
La imagen está escrita de manera tan realista que las olas parecen moverse, y pronto su poder caerá sobre ti. Mirando la imagen, como si sintieras el olor del agua de mar, y escuchas los gritos de las gaviotas, interrumpidas por ráfagas de viento. Esta obra maestra una vez más te hace entender que el hombre es impotente ante el gran poder de la naturaleza.