El camino creativo de Holbein se distingue por la claridad y la certeza. Ya en sus primeros trabajos juveniles, por ejemplo, en retratos del burgomaster de Basilea Meyer y su esposa en 1516, su actitud característica hacia el hombre se expresa plenamente.
Las características de armonía interior y exterior, equilibrio y tranquilidad, que Dürer buscó con tanto dolor, se convirtieron en la base de las imágenes de Holbein de forma fácil y natural.
El artista crea en sus pinturas un claro mundo armónico. La gente en sus retratos vive en completa unidad con los objetos que los rodean. Ellos respiran fácilmente en el espacio provisto para ellos.
Sus movimientos son suaves y sin prisas, sus rostros son tranquilos. Una de las principales cualidades de Holbein es su sentido inherente de la belleza del mundo objetivo.