La obra de Rogier van der Weiden, Hans Memling, perteneció a un nuevo período en la pintura holandesa del siglo XV, que ya estaba influenciada por el italiano, que se puede ver en el retrato presentado.
San Benito es el antepasado del monasticismo occidental y el autor de la carta que formó la base de su dormitorio. Memling interpretó a Benedict en un vestido negro monástico, con un bastón que leía atentamente la Biblia. El santo como si pronunciara palabras divinas en un susurro.
El artista transmitió en forma de este asceta y ermitaño una expresión que apareció en el rostro de un hombre impregnado de leer y admirar lo que estaba escrito. La suave pintura en blanco y negro de la cara y las manos de San Benito hace que sea aún más palpable tener su imagen, cuyo silencio y concentración hacen eco en el paisaje nocturno fuera de la ventana.