El fresco del artista Sandro Botticelli “San Agustín el Bendito en la oración contemplación”. El tamaño del mural es de 152 x 112 cm, el trabajo de Botticelli está muy dañado. El mural está pintado para la capilla de la familia Vespucci, el escudo de la familia está presente en la pintura. La imagen de Agustín fue creada por el artista Sandro Botticelli como un gemelo de la imagen de San Jerónimo escrita por Ghirlandaio.
Ambos frescos se hicieron en 1480, ambos adornan la Iglesia Onisanti en Florencia, estando en la misma parte del espacio interior uno frente al otro.
Los artistas han invertido en ellos y una habilidad notable, y la profundidad de penetración de las imágenes, pero la yuxtaposición involuntaria de las figuras de estos santos convence a la superioridad de la obra de Sandro Botticelli. Sandro Botticelli retrató a San Agustín, uno de los padres de la Iglesia, la personalidad del talento brillante y las trágicas contradicciones. El paganismo y el cristianismo, la razón y la voluntad, las pasiones mundanas y el ascetismo colisionaron en su alma.
Agustino conocedor de la sabiduría antigua, Agustín fue un camino difícil para la adopción de la fe cristiana y los últimos 35 años de su vida fue un obispo, creando una enseñanza enciclopédica sobre el alcance.
Agustín se representa en el momento de la meditación, cuando él, dolorosa y apasionadamente, busca llegar a la verdad, está ansioso por comunicarse directamente con Dios. En la mesa frente a él hay un atributo simbólico: la mitra episcopal, y el resto del espacio en un espacio cercano está ocupado por manuscritos, cerrados y abiertos, un atril de lectura e instrumentos científicos.
La habitación en la que Agustín se sienta inmerso en la meditación recuerda a studiolo, o la oficina de un humanista del Renacimiento. Por cierto, los escritos de Agustín despertaron interés entre los neoplatonistas florentinos de la segunda mitad del siglo XV. En la poderosa figura del santo, en su dolorosa mirada inquisitiva, en un gesto de su mano tocando el corazón, el artista transmitió las luchas internas y la fuerza del espíritu, mirando hacia arriba. Sobre esta figura hay un claro sello de influencia de Castaño.
Se manifiesta en la intensa energía de las formas y el color apagado, como si enfatizara su naturaleza “piedra”.
Los objetos que rodean a San Agustín, el atril, los libros y los instrumentos científicos, se representan con precisión y claridad, revelando la capacidad del artista para captar la esencia de la forma, pero al mismo tiempo no llaman la atención y no distraen la atención de lo principal. Quizás este interés en la objetividad como tal se deba a la influencia de la pintura holandesa, que admiraba a los florentinos del siglo XV. Los artistas del Renacimiento italiano interpretaron la imagen de Agustín de manera diferente, como lo ejemplifica la interpretación del maestro veneciano Vittore Carpaccio. “Frente a esto, Saint Botticelli expresó la profundidad, la agudeza y la sutileza del pensamiento, que es característica de las personas llenas de sabiduría y constantemente inmersas en el estudio de los temas más elevados y difíciles”.
Giorgio Vasari. “La vida de Botticelli”.