El “amor” de Serov en épocas históricas, especialmente aquellas asociadas con transformaciones grandiosas, surgió del artista bajo la influencia del pacificador principal A. Benoit. Serov respondió con entusiasmo a la propuesta de estudiar la publicación de “La caza del zar”, además de los temas que describían la era de Pedro el Grande, podía elegir por su cuenta.
La pintura “Salida del emperador Pedro II y Tzarerevna Elizabeth Petrovna en la caza”, se convirtió en la primera obra del artista, con la que comenzó este tema, y donde aún se siente el “golpe” de la ilustración.
La trama resultó ser dinámica, que recuerda a una película de acción, con fotogramas que cambian rápidamente. Aquí todo está lleno de movimiento, emociones que se transmiten rápidamente al espectador, haciéndolo él mismo como si participara en una búsqueda de juegos de azar. Parece que los límites de la imagen con dificultad restringen la energía que se precipita más allá del lienzo.
La técnica al temple hizo que la composición fuera simple y compleja, y también le dio una apariencia elegante y uniforme. La ausencia de pinturas al óleo, que hacen que el lienzo tenga múltiples capas, permitió al artista lograr una sensación de ligereza en el plano de la imagen, y el carácter de las líneas le dio a la obra un parecido con la superficie de una onda.