Durante siglos, el tema del retraso mental atrajo a muchos artistas. El lienzo, que representa a una loca, fue escrito por Theodore Gericault en 1822. Reunido por la premonición de su inminente desaparición, Géricault encarna sus experiencias en este lienzo. La enfermedad mental grave o la pérdida de la razón de una persona es como la muerte, en el sentido espiritual. La pintura representa a una mujer que durante mucho tiempo ha captado esta herencia.
Sus pensamientos están en tierras lejanas, desconocidas para una persona sana. Su mente ya no percibe la línea entre la realidad y la ilusión.
La aparición de una mujer le recuerda al espectador su enfermedad. La ropa del hospital muestra que la heroína está en una institución cerrada para los locos. Los mechones de cabello gris se eliminan de debajo de la gorra blanca, la cara está forrada con líneas profundas de arrugas. La piel, con un matiz de amarillez malsana, cubre sus pómulos delineados y frente alta. La vista del paciente está privada de expresión y de vida, aunque los ojos ligeramente hinchados brillan febrilmente.
Puedes ver una sonrisa en sus labios. Tal vez ahora una mente enfermiza juega con ella juegos malvados.
Anteriormente, Theodore Gericault creaba pinturas en un estilo romántico, pero ¿qué lo impulsó a crear pinturas de este tipo? En la imagen de una infeliz loca, puso su propio miedo a perder la mente. Esto explica su compasión por la heroína, su estado mental de inquietud y rebelde, y el deseo de Jericho de transmitir al espectador una línea delgada que separa a una persona sana de un paciente mental.
A petición de su amigo, el médico de la clínica psicológica, Gericault creó una serie de retratos de locos. La idea principal de estas pinturas fue la expresión no de las manifestaciones externas de las enfermedades mentales progresivas, sino de las experiencias internas de las personas enfermas.