Para el desarrollo de tendencias realistas de la pintura alemana en la segunda mitad del siglo XV, la conexión entre los artistas individuales y el arte holandés, que está más enfocado en sus conquistas avanzadas, es de importancia definitiva.
En las obras de estos artistas hay una tendencia hacia la integridad figurativa, el orden compositivo de la subordinación de las partes individuales a la totalidad. El mayor de los maestros de este tipo fue el pintor y artista gráfico Verkhnereinsky Martin Schongauer, conocido en la historia del arte principalmente como un destacado grabador.
La mejor obra del pintor Schongauer, “Madonna in the Pink Arbor”. Esta imagen es una de las obras más significativas del primer Renacimiento alemán. El artista representa aquí un motivo simbólico, favorecido por los maestros del gótico tardío, pero en su interpretación este motivo no contiene nada ingenuamente idílico, como, por ejemplo, en Lochner.
Del estilo gótico, se conservan la agudeza conocida, la angularidad de las formas nerviosas refinadas, el diseño ornamental en el tratamiento de flores y hojas. Por el tipo de rostro austero y estricto, la Virgen de Shongauer se parece mucho a la Virgen de Rogier van der Weyden. Un nuevo momento para el arte alemán, que le da a este trabajo un significado especial, se expresa claramente en él, la búsqueda de un orden regular y reflexivo.