Annibale Carracci raramente pintaba retratos a medida, sin pretender, aparentemente, buscar la gloria de un retratista. La mayoría de sus retratos son creados de manera libre. Está claro que el artista trabajó en ellos por su propio placer, y no con fines de lucro.
Tenga en cuenta que casi todos ellos pertenecen al período inicial del trabajo de Carracci y se asemejan a sus propias escenas de género.
Especialmente indicativo en este sentido es el “Retrato de un hombre joven que ríe”. Resuelto de manera realista e informal, anticipa los retratos de Rembrandt. También son interesantes los autorretratos de Carracci. El más inusual de ellos es el retrato de 1590.
La triste atmósfera de la imagen enfatiza la presencia de un perro pequeño, mirando ansiosamente desde detrás del caballete.