En 1786, Goya se convirtió en pintor de la corte. Francisco Goya fue un magnífico y delicado retratista.
Mientras que en Francia, en el arte en general y en el retrato en particular, prevalece una línea clara, Goya parece disolver sus modelos en el suave aire de la luz plateada. Tal es el cuadro “Mujer con abanico”, escrito en 1828.