En los años 40 y 50 del siglo XX, Francis Bacon trabaja en colores oscuros, casi negros, e incluye motivos vegetales: racimos de hierba, hojas de palmera y ramas.
En sus pinturas, utiliza todos los medios disponibles para lograr la mayor intensidad psicológica. Parece ser lo que es un montón de hierba afilada, pero se asocia con la ansiedad y el destino roto y la muerte de toda la vida en la Tierra.
La pintura “Magdalena” Bacon mostraba una figura femenina con forma de elefante doblada bajo un paraguas, a través de las ramas se puede ver la cara en un sombrero con la boca abierta en un grito. Y una imagen cómica y horrible: una criatura salvaje enorme y estúpida, asustada por algo. Escriben sobre el artista: “La pintura de Bacon transmite la tragedia de la existencia.
Es un tipo de llanto que no tiene límites ni límites: una acción de pintura”.