Miles de maestros, grandes y pequeños, escribieron Madonnas, pero las Madonnas de Rafael son la cumbre de la perfección. Es increíblemente difícil escribir sobre un artista así, a quien se dedican miles de libros, reproducciones de pinturas que cuelgan en las paredes de muchas casas y los originales creados por él, comenzando con pequeños dibujos o bocetos y terminando con retratos o pinturas, son el adorno y orgullo de los mejores museos del mundo.
Un maestro que aún no ha cumplido veinte años de vida con un solo impulso del alma encuentra expresión en todos los sentimientos que lo superan en una serie de pequeños cuadros que deciden el tema eterno de la maternidad. Comienza a crear una serie de madonnas, en las cuales, con la pureza franca del alma, arroja el anhelo por su primera madre, la adoración del milagro de la maternidad, la misteriosa esencia de la vida.
Y sus primeras experiencias pictóricas, estas primeras madonnas, hoy nos muestran el verdadero espejo del alma del artista y son obras maestras pictóricas sin igual.