Para esta imagen el artista recibió el título de académico. La trama de la imagen es muy sencilla. En la cabaña del pueblo, tres hombres, habiéndose quedado atrás de las conversaciones, con una botella de vodka, no se dieron cuenta de cómo había amanecido, salía el sol. Samovar hervido.
Vertieron uno por uno en la carretera, y de repente… sonó el ruiseñor…
Los hombres se congelaron de placer, escuchando a los roulades iridiscentes. El artista muestra que a pesar de la rudeza campesina externa, estos hombres son capaces de sentirse sutiles, de escuchar los sonidos de la naturaleza…