Ladrón – Camille Corot

Ladrón   Camille Corot

Pureza y sinceridad son los rasgos que son centrales para el hombre en el hombre. De ahí su repetida apelación a las imágenes de los niños. El soltero Koro estaba buscando alegrías familiares en la casa de su hermana, y luego de sobrinas mayores.

Sus hijos posaban constantemente para él en la década de 1840.

La palabra planteada “no da una idea real de las sesiones: ¡trate de forzar a una persona a posar que tenga dos o cuatro años! Corot no exigió inmovilidad”. Su modelo fue libre de moverse, escribe L. Robo, lo permitió todo; El bebé Daubigny… no se quedó quieto, cantó y se rió.

Alguien le hizo un comentario, pero Corot respondió: “Esto es exactamente lo que necesito.

No soy uno de los que persiguen la precisión anatómica en una obra de arte.

Mi objetivo es expresar la vida. Necesito un modelo en movimiento”.

Mirando a estos niños con tejidos, pelotas, carretillas, es imposible no darse cuenta de que el artista transmitió perfectamente la esencia misma de la imagen de los niños. ¿Y no es porque sucedió que el “papá Koro” de aspecto rudo y rústico poseía el mismo alma brillante y pura que la de un niño?

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