La placa forma parte del altar de la Iglesia de San Lázaro en Palencia y representa uno de los maravillosos actos de Cristo: la resurrección de entre los muertos. Este episodio del evangelio está contenido en los textos de Juan el Divino. A los ojos de los espectadores, Cristo creó el mayor milagro, demostrando su doble naturaleza como el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre y estableciendo su autoridad sobre la muerte.
La acción se lleva a cabo en el contexto de un muro en ruinas con una abertura arqueada, detrás de él se ve el templo. Flandes incorpora activamente la alegoría adoptada en el arte del Renacimiento del Norte en el contexto artístico. Las maravillas del milagro se amontonan bajo un arco en ruinas, que indica el Antiguo Testamento.
Pero el milagro ocurrió y, como relata Juan el teólogo, muchos de los que vieron esto creyeron en Jesús. Así, por la palabra de Jesús, se erigió el templo de la nueva fe, que ya es visible y pronto aparecerá por completo ante la gente tan pronto como se derrumbe el muro del Antiguo Testamento, y el Nuevo Testamento brillará sobre el mundo.
El color de toda la composición tiene una plasticidad de color especial, el artista transmite magistralmente el paisaje, los detalles de los eventos, el estado mental de los personajes, desde la duda hasta la total tranquilidad. La fusión de la capa de pintura corresponde plenamente a la unidad espiritual de las personas, que predica una nueva enseñanza de Cristo.