Mattias Stomer fue uno de los llamados “Caravaggists”, es decir, un seguidor del artista italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio, cuyas pinturas pudo ver el holandés durante su estancia en Nápoles. De él, Stomer se hizo cargo de las características de la luz y la sombra, que utilizó en esta imagen.
La Virgen María y el Arcángel Gabriel que se le aparecieron están iluminados por la llama de una vela que está sobre la mesa, arrebatando sus figuras de la penumbra de la habitación. La luz vacilante intensifica la tensión de toda la escena, que se puede leer en la expresión del rostro de María y su gesto. Todo lo que muestra Stomer se ve mágico desde esta perspectiva.
Pero el artista, recurriendo a este método de iluminación, no solo crea un ambiente, sino que también resuelve problemas puramente artísticos. Las manos y las caras de los personajes adquieren calidez, y parece que la sangre pulsante se puede ver a través de la piel transparente. El espectador se siente muy cerca de esta mesa, es decir, un testigo de lo que está sucediendo.
Este efecto fue buscado en la pintura por el propio Caravaggio, y todos los que estaban bajo su influencia.