A Blake no le gustaban las pinturas al óleo, porque creía que desdibujaban la forma y la línea. Prefirió escribir con témpera, creyendo que continúa las tradiciones de los maestros del Renacimiento. Por alguna razón, Blake llamó frescos a sus obras de sabotaje.
Las primeras pinturas al temple de Blake sobre historias bíblicas nos llegaron, lamentablemente, en un estado terrible. Los escribió en los años 1799-1800 y los pintó con pegamento de carpintero, ya que, según las propias declaraciones del artista, San José lo aconsejó, quien se le apareció en un sueño. La receta de san josé condujo al maestro.
Las pinturas se oscurecieron rápidamente y se agrietaron.
Arriba, se ve una de las obras de Blake del “período de tempera temprana”: “La corte del rey Salomón”. Posteriormente, Blake volvió al método tradicional de criar pinturas al temple: sobre la yema de huevo. Y su obra de la década de 1820, realizada en esta técnica, perfectamente conservada.