La imagen está escrita en el género paisaje-cotidiano. Esta es una reflexión lírica del artista sobre el significado de la vida, sobre su transitoriedad, sobre la destrucción y la creación, sobre la belleza.
Mientras retrata una antigua mansión señorial y su decrépito propietario, Polenov no se centra en la caracterización social de las imágenes. En el camino cubierto de maleza del jardín, acompañado por una linda niña de color rosa, una mujer completamente negra y encorvada camina de un lado a otro. Ella es la personificación de la vejez.
Como su compañera – Juventud y belleza.
Una mansión se ve a través de la red de vegetación densa. El espectador ve claramente solo el pórtico, la escalera y parte de la pared de la casa. Algunos detalles (estuco dañado en el frontón, pelado de yeso en las columnas, escalones desiguales) Polenov deja en claro que el tiempo ha dejado implacablemente su huella en la mansión, pero la noble sencillez de sus formas arquitectónicas no ha perdido su atractivo.
La belleza de la arquitectura sorprendentemente armoniza con la persona, afirmando la belleza del ser.
Y la naturaleza, a diferencia del hombre, florece una y otra vez: esta actualización constante es transmitida sutilmente por Polenov. La exuberante vegetación del jardín ocupa la mayor parte del cuadro, enfatizando el poder indestructible de la vida. Es característico que Polenov muestre principalmente un crecimiento exactamente joven, fresco y jugoso, dejando fuera los troncos de la imagen de viejos árboles distorsionados por el tiempo.
La fusión del hombre con la naturaleza, tranquila y natural, da sentido a su existencia y poesía. Pinturas de pintura, que se distinguen por la sutil elegancia de una combinación de delicados colores gris ceniza, lila, rosa pálido, arena, verde plata.
El estado de ánimo de la imagen es claro, algo elegíaco.