En el corazón de la imagen hay una historia bíblica. El progenitor del pueblo judío, Isaac, y su esposa, Rebeca, tuvieron dos hijos gemelos. El favorito de la madre fue Jacob, que nació segundo.
Siguiendo el consejo de Rebeca, Jacob, aprovechando la ceguera de su padre, recibió su bendición como su hijo mayor.
En un gran lienzo de formato horizontal, los eventos se muestran en detalle y en detalle: la parte principal está ocupada por las figuras de Isaac, Jacob y Rebeca, el hermano mayor de Esaú se ve en la distancia y regresa de la caza.
Isaac y Jacob se ven tranquilos; el drama de la situación se transmite a través de la expresión en el rostro de Rebekah: muestra el amor por su hijo y el miedo a la exposición. La sensación de conflicto se ve reforzada por el color expresivo, construido en tonos de rojo. El estado mental de Rebekah se convirtió para el artista en el contenido principal de la pintura.