Inmaculada Concepción – Francisco de Zurbarán

Inmaculada Concepción   Francisco de Zurbarán

Al crear una imagen “distraída” de la Virgen María, el gran español Francisco de Zurbarán, siendo un verdadero católico, luchó por la sencillez y la expresividad, la naturalidad y la falta de ambigüedad, sin olvidar el componente estético.

La idea del maestro es simple y ambigua al mismo tiempo: María, la futura madre de Cristo Salvador, está ante nosotros, pero con la apariencia de una niña española simple, un poco angulosa y modesta. La ropa de María también es simple y casta, que corresponde a la imagen de una niña, cuyo milagro de nacimiento, y toda su vida posterior, están completamente dedicadas a Dios.

El artista se aparta de la trama habitual de la Anunciación y representa solo a la Virgen Eterna, flotando sobre la tierra, rodeada de estrellas centelleantes y una luz dorada sobrenatural y sobrenatural. Desde el Espíritu Santo, el Salvador del mundo desciende a la tierra y comienza su viaje terrenal.

La composición del lienzo es simple y equilibrada: la figura de la Virgen María en su centro, ligeramente inclinada hacia la derecha y hacia abajo, como si cubriera el suelo. Escrito hábilmente en primer plano con bordes nítidos de luz y sombra, crea en el espectador un sentido de pertenencia a lo que está sucediendo.

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