Uno de los principales logros del arte de Djotte puede considerarse como el desarrollo intensivo de cualidades de máxima claridad en él, lo que permite lograr una claridad exhaustiva del significado de la imagen pictórica. Las composiciones de Giotto a primera vista revelan su contenido, de modo que podemos captar inmediatamente la esencia del conflicto y darnos cuenta de la naturaleza de los roles de todos los personajes involucrados en él.
La poética pictórica de esta composición se basa en contrastes, en la franca oposición de los personajes, personificando las propiedades morales básicas de la persona humana, sirviendo como una especie de personificación de virtudes y vicios. Esta oposición sostenida constantemente nos permite transmitirnos la idea de la lucha eterna de dos fuerzas: el bien y el mal.
A la derecha, las madres se presentan en forma de un grupo compacto que lamenta el terrible destino de sus hijos. La desesperación en sus caras y en sus gestos no tiene rasgos de experiencia individual, este es un tipo de fórmula general para la intensidad emocional extrema. Su patética emoción se opone a la calma fariseo de los secuaces de Herodes.
Y, como si fuera el contrapunto de esta escena trágica, en el centro mismo de la composición se alzan las figuras de los verdugos, con una determinación impresionante, realizando su terrible obra. El espectador se da cuenta inmediatamente de los antecedentes éticos de toda la escena, no tiene dudas de cuál de los participantes es un villano y quién es la víctima.