En las pinturas de 1900-1904, Bogayevsky actuó como un artista completamente desarrollado, teniendo su propio rostro creativo original. En primer lugar, encontró en el paisaje de Crimea un tema histórico independiente, que luego fue desarrollado y variado por él durante muchos años. El tratamiento de este tema por parte del artista fue también muy peculiar.
No intentó recrear un lugar histórico específico asociado con ciertos eventos de los viejos tiempos. Al vivir en el espíritu de la época, Bogayevsky buscó en su paisaje contemporáneo sentir la historia lejana y transmitir en su imagen artística su “experiencia” del pasado.
Según su estado de ánimo, las pinturas de Bogayevsky, escritas durante este período, estaban en consonancia con las obras de artistas y escritores rusos, en los que se resucitó la antigüedad, con motivos retrospectivos. En la imagen a lo largo del macizo costero de piedra, hay una muralla de una fortificación medieval con una ventana de almenas y una puerta de la fortaleza. Todo está envuelto en la oscuridad de la noche.
La luz de la luna cae sobre la fortaleza, los senderos de piedra, que descienden hacia el agua y las olas bajas de vieira. El crepúsculo es alarmante. En la imagen, las formas del mundo visible dan origen a ideas sobre el pasado, ya no visibles para nosotros, la vida de Odisea y los Argonautas.