Sten, un artista distinguido por su extraordinaria originalidad, es uno de los fundadores del arte holandés del siglo XVII. Su pintura llamada “género” no está inspirada en temas históricos, religiosos o mitológicos, sino que muestra pinturas familiares animadas o episodios de fiestas en tabernas.
Estas obras pueden verse como una evidencia sencilla de las características de la vida cotidiana de esa era, y como una interrelación incómoda de mensajes alegóricos o simbólicos que complican una impresión.
La escena que se presenta aquí también puede contener una idea de advertencia, una advertencia a los buenos modales: el centro de la composición aparece en primer plano.
Además, según la tradición, los zapatos rojos que llevaba puestos en ella eran accesorios típicos de mujeres “frívolas”. El propósito de la imagen, además de la imagen del deleite en una compañía alegre, es enseñar una lección moral, sin recurrir, sin embargo, a un tono serio y de mentor, pero con la participación comprensiva de alguien que sabe que una persona fácilmente se convierte en víctima de los instintos.