Max Lieberman tuvo una buena educación artística: en 1866-1868 tomó clases de pintura de Karl Steffek en Berlín, y los siguientes cuatro años estudió en la Escuela de Arte de Weimar. Después de dominar los conocimientos básicos, el joven realizó un viaje de estudios a Holanda e intentó desarrollar su propio estilo de escritura.
Lieberman prefirió representar escenas realistas de la vida de la gente común. En la pintura “La escuela holandesa de costura”, capturó a los estudiantes diligentes centrados en la costura a mano.
Lieberman usó trazos amplios y gruesos para pintarse las manos, pero lo hizo con tanta habilidad que se podía rastrear el movimiento de cada dedo de las jóvenes costureras.