Ante nosotros está la gran creación de un verdadero maestro. Orlovsky representa, a primera vista, un paisaje sin complicaciones. Vemos el campo tradicional por Rusia.
En primer plano – una hierba de colores verde y amarillo.
A la izquierda se puede ver la tierra sin hierba. Son quemados por el sol. Si prestamos atención al plan promedio, veremos pequeños arbustos de un tono verde jugoso.
En el fondo destaca el bosque milenario.
El espectador siente que el artista ama ese rincón de la naturaleza, que representa. El color especial de este lienzo impresiona. Si en el primer plano cada hoja y hoja de hierba está claramente definida, entonces en la parte posterior los árboles se funden en manchas oscuras de colores azul y verde saturados.
La imagen está dominada por tonos de verde y marrón.
El artista representa uno de los días soleados de verano. Nubes blancas flotan a través del cielo descolorido. No vemos el sol. Pero al mismo tiempo el lienzo se llena con ellos como si fuera desde dentro.
Todo ello irradia una luz especial. El público crea un estado de ánimo verdaderamente alegre.
Orlovsky pudo ver un encanto especial en el paisaje ordinario. Su foto es deliberadamente fragmentaria. Parece que esto es parte de una gran obra maestra.
El pintor quiso destacar el tradicionalismo de esta pintura.
Impresionante amplitud de alcance y especial habilidad del artista. Su pincel hace maravillas. Orlovsky no solo representa lo que vio, sino que también transmite su actitud hacia este paisaje.
Sentimos que realmente ama este campo ruso. Es simple y no pegadizo. Pero aquí es precisamente donde reside su verdadero encanto.
Solo un verdadero maestro puede notar esto. Basta con detenerse y mirar a su alrededor para penetrar en los secretos de la naturaleza. Oryol esta gestionado. Invita a los espectadores a notar esta magnificencia y a comprender el encanto especial de los paisajes nativos.
Es tan simple.