Aquí, Ernst utiliza una variedad de técnicas, desde la pintura al óleo tradicional hasta las manchas de elementos completamente “no artísticos”, como el botón de timbre eléctrico, al que se extiende alguien antropomorfo, que sostiene a una niña en sus brazos.
El ruiseñor diminuto, apenas perceptible en el cielo no trae paz a este trabajo, por el contrario, le informa aún más ansiedad.