Un atributo indispensable del patio de Felipe IV, como, de hecho, cualquier corte real de la Europa medieval, eran los bufones y enanos que se guardaban aquí por diversión. Entre ellos se encontraban los bufones profesionales, y la gente “ofendida” por la naturaleza. En la corte, Velázquez escribía a menudo bufones y enanos.
A la vuelta de la década de 1630-1640, creó la famosa serie de cuatro pinturas.
Los héroes de tres de estas obras fueron enanos. El “Retrato de Francisco Lescano” nos presenta a un hombre infeliz que sufre, por todas las señales, con el síndrome de Down; “Don Juan Calabasas” – un jorobado, sonriendo con una sonrisa sin sentido.
En estas obras no hay una sombra de burla o disgusto, están escritas con evidente ternura y simpatía. Este hecho nos dice mucho sobre el personaje del propio autor.