En 1820 se trasladó a Inglaterra, donde pasó dos años. Allí conoció a John Constable, quien, con su entusiasmo, despertó nuevas fuerzas en Gericault, inclinándose a embarcarse, a pesar de la depresión que lo poseía, por su segundo gran trabajo, “Salta en Epsom”. Cuatro caballos giran alrededor del campo, con las patas delanteras y traseras estiradas paralelas al suelo.
La impresión de extraordinaria velocidad, vuelo. Los caballos, los jinetes fueron dados de alta con gran cuidado, con algo de sequedad inesperada para Gericault. Por el contrario, el paisaje, una llanura cubierta de pasto verde con colinas en el horizonte, un cielo nublado con tragaluces, está escrita de manera amplia, genérica.
Parece que los caballos se están precipitando hacia adelante, y la tierra se está escapando rápidamente bajo sus pies. Una imagen brillante de caballos al galope, creada por Gericault, ha ganado una inmensa popularidad, se ha convertido en una especie de canon clásico, se ha repetido innumerables veces, evocando la impresión de velocidad y vuelo.