En la época de Reynolds, se solía llamar pinturas “variadas” que no son susceptibles de definición precisa del género. Como regla general, sentimental, pastoral, o pintado con lienzos lúdicos y de sensualidad. El maestro de la primera fue Gainsborough.
El maestro del segundo es Reynolds. Para ver esto, simplemente mire la imagen “Cupido desata el cinturón de Venus”, escrito en 1788. Pero nuestro sentimentalismo tampoco era ajeno a nuestro héroe: su “Elfo”, 1789, “traiciona” su sensibilidad.
Para las “pinturas coloridas”, Reynolds posaba a menudo niños de la calle, a quienes el artista llevaba a su estudio entre las sesiones de “retratos”.
James Northcourt recordó: “Siempre había niños en su taller, y cuando llegó uno de los nobles clientes, Sir Joshua los persiguió a la habitación de al lado, donde esperaron a que los llamara de nuevo”. Muchas de las “pinturas coloridas” del maestro eran tan populares que luego se hicieron repetidamente estampas de ellas.