Cuarenta en la horca – pintura de Pieter Bruegel el Viejo. Escrito en 1568 en óleo sobre madera. Almacenado en el Museo de Hesse en Darmstadt.
La parte central de la imagen está ocupada por la horca, sobre la cual se asientan cuarenta. El pájaro personifica la charla que conduce a la calumnia y la traición. La imagen de campesinos bailando bajo la horca probablemente se refiere al proverbio flamenco “Los caminos que conducen a la horca pasan por céspedes alegres”.
La imagen se refiere al período tardío de la creatividad de Bruegel, escrito por él un año antes de su muerte.
El artista apreciaba mucho el trabajo y lo legó a su esposa, Mason Cook. Sobre los temas del folclore se abordó breugel breugel. El más famoso en este sentido es su obra “Proverbios flamencos”.
La vista desde arriba es típica de los lienzos de Bruegel. Desde esta perspectiva, el espectador parece mirar lo que está sucediendo con el desapego. El paisaje encarna todo el universo en el que se desarrolla el drama.
El descuido de los campesinos danzantes contrasta con la enorme horca, que no parecen darse cuenta. Quizás para la conciencia de un hombre medieval el contraste no fue tan sorprendente. Los instrumentos para presentar sentencias de muerte se exhibieron en lugares prominentes para la edificación, por lo que la trama de la danza bajo la horca se inspiró en la dura realidad.
La horca en sí tiene la forma de una figura imposible.
El paisaje que se juega en la imagen no es un papel decorativo, sino significativo. Este no es el escenario para la escena del género, sino la encarnación de todo el universo. En este sentido, Bruegel continúa la tradición iconográfica: en el contexto del paisaje, lo que sucede en el lienzo adquiere un sonido universal.
Por los contemporáneos, la horca fue percibida como un símbolo de la lucha contra la disidencia. Breugel tenía unos veinte años, cuando en Ámsterdam y otras ciudades se quemaron anabaptistas de masas. Cuando tenía unos cuarenta años, el ejército del duque de Alba entró en Bruselas. En los años siguientes, Alba se dedicó a la violenta destrucción de los herejes.
Varios miles de holandeses fueron condenados a muerte. La horca esperó a los predicadores que llevaron la nueva fe protestante a las masas. El terror de Alba se basó en rumores y denuncias, por lo que la elección de las urracas como símbolo de habladora en la imagen no es accidental.