El artista representó una escena muy picante. El brownie, pasando por alto sus posesiones, se quedó paralizado de asombro ante el cuerpo desnudo de la anfitriona dormida de la casa. Pero los detalles aún le dicen al espectador que la heroína de la imagen lo ha preparado todo para esta escena.
Una estufa caliente se deja abierta para que el fuego ilumine.
Pose cuidadosamente pensado. Hay una sensación de que el sueño de la anfitriona es teatral. La belleza como si ella misma atrae al brownie para que lo mire.
Cuento de hadas, cuento de navidad, milagro. Un mercader elegante, blanquecino, deslumbrante y hermoso, por un lado, misterioso, cubierto de lana, un brownie de vientre grande, por el otro. Son como la encarnación de los comerciantes de belleza femenina y masculina.
Dos comienzos diferentes, los opuestos. Colores brillantes, detalles escritos con amor, todo esto hace que la imagen sea muy atractiva, talentosa y un poco gamberro.