Algunos dicen que la cuñada de Repin está representada en el lienzo. Si observa la imagen más detenidamente, inmediatamente verá que fue desde este lienzo que Repin comenzó a transmitir la vida de manera más directa y directa, sin tener que agregar adornos.
En el medio del lienzo hay una joven con un voluminoso vestido negro con mangas largas. El vestido, bastante mal decorado, con unos puños sencillos y un collar de lino. El vestido ya no tiene detalles y decoraciones adicionales, además de un broche en el pecho o un botón grande, que apenas se nota en la imagen.
Volviendo ahora a la imagen de una niña, es muy hermosa y tiene un hermoso cabello largo y rizado de color rojo con un brillo dorado. El cabello parece brillar y parece aún más voluminoso, debido al hecho de que la fuente de luz está detrás de la mujer sentada.
La heroína principal de la imagen fue limpiada en un sillón suave con respaldo alto, tipo redondeado y tapizado bajo terciopelo. El lienzo tiene un fondo neutro, que se realiza con trazos muy amplios. El vestido tiene pliegues muy prominentes, que se resaltan simultáneamente desde el lado y la espalda.
Gracias a esta técnica, la silueta de la niña se ve volumétrica, y no plana. También cabe destacar la cara de la niña, que se ha vuelto aún más expresiva y vívida, en relación con el fondo.
La niña lee con entusiasmo la carta, cuyo sobre está rasgado y se encuentra en su regazo. Una carta que ilumina la luz de su rostro. A su vez, la niña lee la carta con tanto entusiasmo que abrió un poco la boca.
Pero el secreto de este lienzo está en otra parte.
Inicialmente, puede parecer que la niña está sosteniendo la carta con ambas manos, pero en realidad, la segunda mano detrás de la silla no es ella. Y gracias a esta calma la trama consigue algo de intriga.