En 1890, en la Exposición de Artistas Independientes, Sulphur presenta varias pinturas, entre las cuales Kankan ocupa un lugar especial. Este trabajo, como The Eager Woman, está lleno de humor sutil. En ella, incluso se pueden notar los elementos de caricatura, que fueron característicos para el diseño de carteles y carteles de aquellos tiempos.
Kankan se convierte inmediatamente en el tema de la acalorada discusión de los críticos. Algunos encuentran en él ecos de la teoría de la expresividad de líneas y colores de Charles Henri, según la cual una abundancia de líneas, como el color rojo dominante en una imagen, significa diversión y alegría. Por supuesto, es posible que al trabajar en Kankan, Sulphur use algunos de los principios fundamentales de Henri.
Sin embargo, es aún más probable que permanezca fiel a su credo creativo, no para depender de nadie y confiar solo en su propia opinión. Sus pinturas nunca serán ilustraciones para las teorías de alguien, porque, al estudiar estas teorías, Sulphur parece pasarlas por sí mismo, y el espectador contempla lo que fue el resultado de la mente y el talento del propio artista.
La crítica compara agresivamente el “Cancan” con dibujos humorísticos y pósters del cabaret, tan llamativa es la imagen esquemática de los personajes, muy lejos del naturalismo. Para capturar el movimiento, Sulphur desarrolla un “mecanismo” inusualmente complejo, combinando líneas curvas y rectas en un plano, donde, gracias a una composición impecable para cada elemento, incluso el más insignificante, se determina su lugar. Sin embargo, Sulphur trata no solo de transmitir movimiento. Él quiere, y esto también es una innovación, expresar la atmósfera de diversión, pero la diversión está hecha, como debería ser por tal motivo.
Sensaciones de tanta diversión, tan ajenas a su naturaleza, el artista logra a través de la elección de líneas y colores. Pero a esto se le suma una cierta cantidad de humor. La estilización a la que se esfuerza el artista y que le permite crear efectos decorativos sin lugar a dudas, también realza la caricatura de lo representado.
Crea una imagen irónicamente pintada del espectador con el perfil de un cerdo gordo en primer plano; destaca la cara azucarada de la primera bailarina y la elegante postura de la bailarina, que se dobla a sus espaldas; refuerza el absurdo de los lazos de las mujeres o se lanza al rápido impulso de bailar la chaqueta de cola… Según Signac, Sulphur con su imagen quería mostrar “el declive de la moral y la vulgarización de la era” en la que tienen que vivir.