Escenas de paisajes como Poppy Field, Sunflowers, Beech Forest y Birch Grove son como tapices en los que Klimt brinda una sensación de ritmo, creando un patrón de repetición, agrupando líneas verticales y horizontales y manchas de color.
Una variedad de piezas de mosaico, que llenan el horizonte y destruyen el espacio libre, lo ayudaron a deshacerse del “miedo al espacio libre”.El hecho de que ni siquiera haya un indicio de la presencia de personas en sus paisajes nos ayuda a comprender que Klimt realmente percibió los paisajes como seres vivos.