A lo largo de toda la vida creativa del artista, se llevó a cabo el proceso de comprensión de motivos paisajísticos específicos. Escribe y dibuja los mismos lugares en diferentes momentos del día y del año, tratando de captar la variabilidad de los estados de la naturaleza, desarrollando gradualmente sus enfoques sobre la pintura de aire puro.
Con la escrupulosidad académica, el artista se adentra en fenómenos climáticos y atmosféricos particulares, logrando un éxito tan convincente que el propio Faraday está presente en sus conferencias en la Royal Society. Numerosos bocetos de nubes (luz, llenos de sol o plomo, llenos de lluvia) permiten al artista comprender las complejas gradaciones de luz en la naturaleza, para transmitir la sensación de movimiento vibratorio del aire británico húmedo. Constable consideró la luminosidad y el brillo de la esencia del paisaje.
Una parte importante de sus composiciones era el cielo, que, según el artista, era la clave musical, la medida de la escala y el órgano sensorial en el paisaje. Este interés por la luz en la naturaleza lleva al maestro a aclarar y purificar la paleta, su pintura está llena de los valeros más finos: azul plateado, oliva, gris perla, mientras que la imprimación marrón rojiza utilizada por el artista le da una profundidad especial a su paleta.