En 1881, Van Gogh comienza a tomar lecciones de uno de los mejores artistas de La Haya, Anton Moave. En ese momento, el método de enseñanza de la pintura se basaba en el hecho de que al principio el artista solo escribía copias de las obras de los maestros.
Pero Moave se apartó de esta regla, lo que le permitió de inmediato a Vincent pintar bodegones en aceite. El joven artista estaba encantado, porque antes de eso solo hacía dibujos. En octubre del mismo año, el profesor incluso le presentó un set con pinturas al óleo, una paleta, pinceles y todo lo necesario para pintar.
Una de las primeras producciones fue una composición con un par de zapatos, col roja y blanca y papas. El propósito de escribir esta naturaleza muerta era aprender la técnica de aplicar pintura, así como transmitir la textura única de cada objeto.
Van Gogh hizo frente a la tarea a la perfección, descargando con cuidado las hojas suaves de repollo, mostrando la materialidad de la superficie de madera de la mesa y los zapatos. Hizo del repollo el centro semántico de la composición, destacándolo con un punto de luz sólida sobre un fondo prácticamente negro. Todos los demás temas permanecieron en la penumbra, sin perder su importancia en la composición general de la naturaleza muerta.
Todo esto hace que una de las primeras obras del artista sea muy armoniosa y completa.