El cuadro “Betty”, Gerhard Richter, retrató a una joven que se apartó del espectador, como si la hubiera saludado. La figura de su hija Betty, la escribió el artista con exactitud fotográfica. El modelo es fuertemente empujado hacia adelante, como en la fotografía de retrato.
Sin embargo, la imagen no puede llamarse un retrato en sí, ya que no revela casi nada en la apariencia del retrato. Richter retrató a su hija, se dio la vuelta, su rostro no es visible. Pero con todo cuidado transmitió los tonos rojos, rosados y blancos de su vestido y su chaqueta estampada.
El artista violó todas las ideas generalmente aceptadas sobre la imagen artística al crear una pintura similar a una foto, un retrato que literalmente da la espalda a todas las normas artísticas.
El artista fotorrealista, sin embargo, logró transmitir en la imagen una sensación de pureza y belleza del retrato, de su cabello rubio, dibujado casi con precisión fotográfica. La habilidad del artista es asombrosa, la sutileza, el gusto, la inusual simplicidad de los métodos de pintura. La creatividad Richter, que continuamente buscó nuevas formas y medios de expresión, es extremadamente diversa.
La pared en blanco que conforma el fondo de esta imagen recuerda algunas de sus muchas abstracciones. Monocromo, lienzos densos y exuberantes, imbuidos de amargura y desesperación, fueron la respuesta del artista a la guerra en Vietnam.