La contribución de Da Vinci a la creación del retablo “El bautismo de Cristo” se destaca claramente como una evidencia temprana de su potencial artístico. Con habilidad supera tanto a sus colegas como a su maestro, quien siempre reconoció el talento de su asistente.
El “Bautismo de Cristo”, escrito en los años 1470-1472 y 1475-1478, fue encargado por el taller de Verrocchio por los monjes del Monasterio de San Salvi en Florencia. Quizás fue destinado a la iglesia de Villambrose.
Este trabajo combina los esfuerzos creativos de Verrocchio y Leonardo. La breve descripción incluye una entrada para el pincel de ángel de Leonardo. Estamos hablando del ángel más a la izquierda, que está de rodillas y, a medias, mira a Cristo. ¿Podría esta imagen ser un autorretrato del maestro?
La cabeza levantada de un ángel dirige al espectador a la escena de la Epifanía. El ángel sostiene el manto de Cristo, listo para dárselo a Jesús cuando abandona el río. En el taller, era costumbre que el artista principal, en este caso Verrocchio, dibujara las figuras principales, Jesús y Juan el Bautista, mientras dejaba el paisaje y las figuras secundarias a sus talentosos estudiantes.
Se supone que el segundo ángel, ubicado más cerca de Cristo, pertenece al pincel de Sandro Botticelli. Basado en características estilísticas similares, parte del paisaje puede atribuirse a la obra de Vinci.
Vasari se refiere a la historia de la creación de un registro apócrifo sobre la escena que ocurrió en el taller de Verrocchio mientras trabajaba en esta imagen. Verrocchio dejó el taller por un tiempo, y cuando regresó, vio a un increíble ángel al que Leonardo logró retratar. El maestro reconoció la superioridad de su alumno y juró por todos los medios dejar de dibujar.
Al final del trabajo sobre esta pintura, Verrocchio no dejó de dibujar, sino que comenzó a prestar más atención a la escultura.
Comparando esta obra con una escultura de bronce de Cristo y Santo Tomás, realizada por Verrocchio para Orsanmichele, se pueden notar algunas similitudes. Carlo Pedretti en el libro “Leonardo” notó que la figura menor del ángel le dio la espalda al espectador y realiza la misma función que la figura de Santo Tomás: involucrar al espectador en lo que está sucediendo en la imagen para que se sienta miembro del sacramento del Bautismo. Pedretti enfatiza que el rostro del ángel de la obra de Leonardo es de belleza clásica, su sofisticación puede argumentar con modelos antiguos.
En la era de Leonardo, el motivo del “Bautismo de Cristo” se distribuyó ampliamente entre órdenes de imágenes públicas y privadas sobre temas bíblicos. Una obra destaca especialmente en este contexto: el “Bautismo de Cristo” de Pierrot della Francesca, que se encuentra en la Galería Nacional de Londres. Antes de dedicarse profesionalmente a la pintura, Piero della Francesca estudió matemáticas. Su conocimiento en este tema también se aplicó en la imagen, que está marcada por la precisión de las proporciones simétricas.
La paloma que desciende del cielo y la figura de Cristo dividen el lienzo en dos partes iguales, y las nubes repiten la silueta de una paloma, simbolizando la aparición del Espíritu Santo.