Bautismo de Cristo – Andrea del Verrocchio

Bautismo de Cristo   Andrea del Verrocchio

Una de las figuras más destacadas del arte de Florencia, el último tercio del siglo XV. Es Andrea del Verrocchio. Encabezando un gran taller que llevó a cabo numerosos pedidos para Florencia y otras ciudades italianas, educó a toda una generación de artistas, entre los cuales había bastantes artistas destacados, entre ellos Leonardo da Vinci.

Andrea Verrocchio fue un destacado artista, escultor, arquitecto, grabador y joyero. Trabajó en la época del Renacimiento italiano temprano. El punto de partida de su arte fue un sutil equilibrio dialéctico entre la realidad de un mundo en constante cambio y la realidad fugaz de una imagen fantástica.

El maestro, sin embargo, posteriormente se aparta gradualmente de tal concepto, adquiriendo una visión cada vez más amplia del arte.

Verrocchio vino de entre los orfebres florentinos. Durante el resto de su vida, mantuvo la convicción de que la experiencia práctica era mucho más importante en el arte que en la ciencia, prefiriendo la teoría del método de búsqueda intuitiva. El ideal para Verrocchio era un hombre que pudiera establecer un equilibrio entre el flujo de su vida y el cambio constante de la naturaleza.

El artista ve las tradiciones de la cultura florentina en el naturalismo, la tarea del arte en identificar la belleza que está dispersa en la naturaleza. Le gustan las joyas más finas en un sabor naturalista, hecho con un propósito intelectual: agregar a la representación fiel de las cosas el fruto de la mente humana. Verrocchio aprendió esto en el taller de la joyería.

Por encima de todo, su nombre fue glorificado por la escultura, sin embargo, se dedicó a la pintura hasta el final de sus días.

En la famosa Galería de los Uffizi en Florencia, se conserva la pintura del “Bautismo de Cristo” de Andrea Verrocchio. Fue escrito a principios de los años 70. Quattrocento, es decir, al final del Renacimiento temprano en Italia, y en general muy típico de esta era. En la representación de figuras, participantes en la escena del bautismo, también se siente la influencia de las tradiciones de la pintura medieval.

Parecen ser incorpóreos y planos, como si estuvieran tallados en material duro y seco. Sus movimientos y gestos son angulares y constreñidos, como si solo se movieran en dos dimensiones. Las expresiones faciales están distraídas y carecen de individualidad. Estas no son personas vivas, sino imágenes simbólicas, majestuosas y espiritualizadas.

El paisaje en el fondo carece de perspectiva y parece una decoración pictórica. Y el paisaje, y las figuras, y toda la composición parecen condicionales.

En el lado izquierdo de la imagen, la figura de un ángel destaca sin darse cuenta con su naturalidad y facilidad, escrita no por Verrocchio, sino por su joven estudiante Leonardo da Vinci. Este ángel, tan agraciado al arrodillarse y girar la cabeza, con un aspecto profundo y radiante, es una creación de una era diferente: el Alto Renacimiento, una verdadera época dorada del arte italiano.

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